Tus flores y mi mañana
nuestra cordillera
tus certezas y mis dudas.
Tu cuello me invita hacia tu boca,
me invita a recorrerlo con mis ojos,
con mi nariz
con mi boca.
Tu cuello es el remanso de un río bravo,
remoloneo en tu barba y dejo que nuestras mejillas se saluden calurosas
batiendo las pestañas en cortejo las miradas juegan,
a buscarse,
a encontrarse.