martes, 1 de mayo de 2012


Enfrentarse a un plato de comida,
enfrentarse a su composición,
enfrentarse a su concepción.
El horizonte comprendido en él,
la línea de vida que podemos trazar 
a partir de su falta, del exceso.
El contexto externo e interno
harán de un plato de comida un amigo o enemigo,
que nos enfrente con una realidad,
                  la nuestra,
la de todos.
El plato de comida que excluye, que alimenta, 
que daña, el que nutre...

La elite acaricia sus paladares
con delicias de otras tierras 
y vomita la tristeza que esta alegría le provoca.
Qué como? por qué como? qué alimento?
Enfrentarse a un plato de comida,
con los ojos del alma abiertos,
con conciencia de sí y de la invisibilidad del mundo, no es fácil.

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